El armadillo
Los armadillos, pertenecientes a la familia dasypodidae, según recuerda Pronatura Península de Yucatán, A.C., son animales primitivos, acorazados y casi desdentados (su dentadura consiste sólo de molares simples en forma de clavija y no tienen raíces o esmalte).
Hay armadillos en prácticamente todo el continente. En México, se localizan, aunque en forma escasa, del sur de Sonora y este de Coahuila hasta Michoacán y Puebla. A partir de ahí, su distribución es más amplia. El huech, como se le conoce en Yucatán, es considerado una valiosa presa de caza por la suavidad y el sabor de su carne. Actualmente, la población de estos pequeños mamíferos desdentados ya no es tan numerosa, debido a la cacería constante de que es objeto y a la destrucción de su medio ambiente, causa que también ha dado origen a la paulatina desaparición de otras especies.
El huech, del tamaño de un gato común, tiene una cubierta completa, especie de armadura, que es flexible gracias a las nueve uniones de anillos que rodean la parte media de éstos. La "armadura' que tiene sobre los hombros, partes anteriores y rabadilla parece una sola pieza basada en láminas poco flexibles. Una lámina pequeña, cubierta por anillos duros, cubre la parte superior de la cabeza. En el dorso, el carapacho es negruzco, con manchas blancas y opacas en los costados, donde tiene escamas individuales. Tiene el vientre blanco. Llega a pesar de tres a siete kilos. Los armadillos se alimentan de insectos. Sus principales atributos son la coraza, que lo protege de los ataques de animales menores, y su habilidad para excavar.
Como no tienen piel, no pueden resistir temperaturas muy bajas, por lo que no se adentran hasta las zonas templadas. Parece ser que estos animales necesitan beber agua constantemente, así que las zonas donde escasea el líquido vital son poco apropiadas para servirles de hábitat. Sin embargo, tampoco es apropiado para ellos zonas de excesiva humedad. Así, debido a estas severas limitaciones, los planos costeros bien drenados, como los de la Península de Yucatán, son las mejores áreas para su desarrollo. El huech vive en madrigueras subterráneas que excava con sus fuertes patas delanteras. Cada animal puede tener cuatro o más refugios de este tipo, pero sólo a uno considera su hogar, ya que los otros los usa para escapar o tal vez como trampas para proveerse de alimento. En su nido, el animal permanece durante el día cuando el ambiente es cálido y durante las noches frescas.
Sus crías nacen y son cuidadas en este nido hasta que están lo suficientemente desarrolladas para aventurarse por el mundo. Los movimientos del armadillo son generalmente lentos, debido al caparazón que llevan a cuestas. Una camada de armadillos por lo general está compuesta de cuatro crías del mismo sexo: un hecho peculiar, resultado de que un sólo huevo se divide en cuatro células, cada una de las cuales dará lugar a un embrión.
Los pequeños son amamantados por la madre durante algunas semanas antes de ser enseñados a capturar insectos. Después del destete, el animal se vuelve de hábitos solitarios.
Cuando un armadillo es atacado, trata de ponerse a salvo en su escondite, ya que sabe que no puede depender mucho de su caparazón, el cual es defensa suficiente contra los animales pequeños y las aves rapaces, pero no contra los coyotes, los perros y los felinos grandes.
Debido a que la carne de los armadillos es deliciosa, es cazado en toda su zona de expansión. En Yucatán se le caza de noche, con la ayuda de lámparas de mano y una escopeta, pero también con la ayuda de perros o buscando en sus madrigueras con palas y machetes.
Del caparazón se pueden hacer ocasionalmente bolsas de mano, canastos pequeños o recipientes.
La caza desmedida puede ser un factor muy importante que limita su población, ya que es una especie que tiene bajo potencial reproductivo.
Su conservación debe basarse fundamentalmente en la protección de su medio ambiente contra el sobrepastoreo, el cultivo, la erosión y, en algunas regiones, contra las inundaciones producidas por las corrientes de río.